El capitalismo ha capturado el negocio del mindfulness. (*)
Por David Forbes
La secularización
de la técnica y su relativismo carente de una base moral han abierto una serie
de usos dudosos del mindfulness, llamados por sus críticos “McMindfulness”.
En internet hay una imagen de Ronald McDonald, el ícono de la
hamburguesa McDonald’s, sentado en posición de loto. Algunos budistas
tailandeses ven esto en términos literales como una falta de respeto al Buda;
otros, con razón, critican la apropiación cultural colonialista y perjudicial
del budismo por parte de Occidente y la falta de respeto por el budismo
asiático en los Estados Unidos y Canadá.
La definición
neutral y técnica del mindfulness y su relativismo carente de una base moral han
abierto el mindfulness secular a muchos usos dudosos, ahora llamados por sus
críticos como “McMindfulness”. “McMindfulness” se da cuando se usa el
mindfulness, con intención o sin saberlo, con el objetivo de sacar provecho y
de mejorar el ego, lo cual va en contra de las enseñanzas budistas y abrahámicas
que enseñan a abandonar el apego al ego y a desarrollar medios hábiles
compasivos para todos.
El McMindfulness tiene como objetivo reducir el estrés de los
individuos particulares pero no se interesa en las causas sociales del estrés.
En lugar del
abandono del ego, el McMindfulness promueve el autoengrandecimiento; su función
terapéutica es consolar, adormecer, ajustar y acomodar al yo dentro de una
sociedad neoliberal, corporativizada, militarizada e individualista basada en
la ganancia privada.
Si bien el término ‘McMindfulness’ se había usado antes, el artículo de Ron Purser y David Loy, Beyond McMindfulness[, publicado en la red en 2013, causó un revuelo defensivo. Los autores argumentaron que una “técnica secular y despojada” de mindfulness, que se origina en el budismo, no solo no sirve para despertar a las personas y a las organizaciones de las “raíces malsanas de la avaricia, la malevolencia y el engaño, sino que, por lo general, se está transformando en una técnica banal y terapéutica de autoayuda que, en realidad, puede reforzar esas mismas raíces”.
Las prácticas del McMindfulness
psicologizan y medicalizan los problemas sociales.
El McMindfulness tiene como objetivo reducir el estrés de los
individuos particulares pero no se interesa en las causas sociales del estrés.
En el mundo empresarial, “los cursos de mindfulness tienen un gran atractivo
porque se han convertido en un método moderno para dominar la inquietud de los
empleados, promover una aceptación tácita del status quo, y como una
herramienta instrumental para mantener la atención centrada en los objetivos empresariales”.
El Mindfulness, dicen, debe reclamar un marco ético que, yendo más allá de los individuos, señale a una
sociedad basada en el capitalismo de mercado como fuente de estrés y de
infelicidad.
Las prácticas
del McMindfulness psicologizan y medicalizan los problemas sociales. Más que
una forma de lograr el despertar al amor universal, se convierte en un medio de
autorregulación y control personal sobre las emociones. El McMindfulness es
ciego al contexto moral, político y cultural del neoliberalismo actual. Como
resultado, no comprende que esta sociedad individualizada, terapeutizada y
mercantilizada, es en sí misma un importante generador de sufrimiento social y
malestar. En cambio, lo mejor que puede hacer, irónicamente, es vendernos una
“cura” individualizada y mercantilizada, el mindfulness, para reducir
esa angustia.
Las
aplicaciones de meditación convierten el mindfulness en dinero. Los ingresos de
Headspace se estiman en 50 millones de dólares al año y la compañía está
valorada en 250 millones de dólares. Esta empresa sirve a las grandes empresas,
con las que ha tenido una larga historia. Silicon Valley produce aplicaciones de
mindfulness comercializables, rentables y de alta tecnología, sin que haya pruebas
de su utilidad.
El McMindfulness es ciego al contexto moral, político y cultural
del neoliberalismo actual.
Al negar
y minimizar los contextos sociales y políticos reales y al concentrarse en el
individuo, o más aún, en el cerebro del individuo, las intervenciones del
McMindfulness ignoran nuestra inseparabilidad de todos los demás. Ignoran nuestra
inseparabilidad de patrones culturales y estructuras sociales injustas que
afectan y constituyen nuestras relaciones y, por lo tanto, a nosotros mismos. El
McMindfulness, por lo tanto, ignora el imperativo moral de desafiar las
desigualdades sociales y promulgar la compasión universal, el servicio y la justicia
social en todas las formas de la conducta humano.
Al no hacer una descripción crítica del contexto social del
individualismo neoliberal, el MacMindfulness, como práctica y discurso centrado
en el yo, minimiza la crítica y el cambio social y contribuye a mantener intactas
las injusticias sociales existentes y las estructuras de poder no equitativas.
Con respecto a aquellos que escriben sobre política consciente, Jeff Wilson
señaló: “La mayoría de los autores de mindfulness depositan sus esperanzas
en un capitalismo consciente como algo suficiente para lograr la sociedad más
amable y sabia que imaginan”. No hay nada de revolucionario en la llamada Revolución
Consciente (Mindful Revolution, en inglés). Chris Goto-Jones dice: “Esta
revolución no pide ningún cambio particular en los valores o en los sistemas
económicos… Para ser una revolución, este movimiento muestra un
conservadurismo notable. Las voces principales no hacen ninguna demanda a los
seguidores, los cuales no son llamados a convertirse en activistas o a participar
en la lucha política”.
“McMindfulness es la comercialización de un sueño construido; un estilo de vida idealizado; un cambio de imagen de identidad”.
El terapeuta Jeremy Safran dice: “MacMindfulness es la
comercialización de la práctica del mindfulness como una mercancía que se vende como cualquier
otra mercancía en nuestra cultura de marca, una marca que promete cumplir lo
prometido … McMindfulness es la comercialización de un sueño construido; un
estilo de vida idealizado; un cambio de imagen de identidad”.
David Forbes
(*) Extracto de “Mindfulness y sus descontentos”, recientemente publicado por David Forbes en Fernwood Publishing.
Traducido por H.H. para el blog de la Escuela de Atención Plena (www.eaplena.es)
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